La aventura está en nuestras vidas: dos e-bikes, Picos de Europa y el mar Cantábrico. Entre medias dos intensos días llenos de curvas, subidas, bajadas y momentos imborrables que ya forman parte de nuestras vidas.

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De Picos al mar: La experiencia

Imposible mejorar. Pocas cosas pueden dar más satisfacción como llegar al Pico Jano (1.444 m) un día despejado como el que tuvimos Sandra y yo. Al fondo parte del macizo de Ándara y Peñarrubia.

Solamente por hacer la bajada desde el Pico Jano (1.444 m) con Silla Caballo (2.436 m) a la izquierda y La Junciana (2.267 m) a la derecha ya merece la pena haber venido hasta Picos de Europa a montar. Y eso que aún nos queda lo mejor…

Máxima concentración, algo difícil de lograr teniendo en cuenta el increíble paisaje de Picos de Europa, al fondo el Coriscao (2.234 m) una cumbre obligada para los amantes del cicloalpinismo.

Siguiendo de cerca la rueda de Sandra por las entretenidas veredas de La Viorna, aún por encima de los 1.100 m de altitud.

La Braña de los Tejos, una perfecta atalaya natural que reúne más de 20 tejos, algunos de ellos con más de 1.000 años de existencia. Dicen que es un lugar mágico, lo pudimos comprobar personalmente. Una vez terminada la visita, rumbo al valle por un sendero tan revirado como divertido, personalmente uno de los mejores momentos de nuestra pequeña aventura.

Sandra acelera disfrutando de la bicicleta por los frondosos bosques de San Pelayo. Pronto comenzaremos a perder altura rápidamente, empezamos a oler el mar…

El fantástico sendero que va desde Cillórigo de Liébana hasta el final del valle es lo más parecido a montar sobre moqueta que he hecho en la vida, lo único que oirás serán las ruedas al abrirse paso entre las hojas.

Aún queda la parte más dura de la subida, La Junciana (2.267 m) y el Sagrado Corazón (2.214 m) nos vigilan impasibles mientras vamos ganando altura poco a poco. Picos de Europa en estado puro.

Flow cántabro del bueno, el sendero que termina en las inmediaciones de Lon es un muestrario de cómo tiene que ser la bajada perfecta, un recital de curvas de todo tipo, tramos rápidos y pasos técnicos donde gozarás como nunca, auténtico Mountain Bike 5 estrellas. De lo mejor de la zona.

Soltando frenos en los divertidos y técnicos senderos de Brez, otra de las visitas obligadas si te dejas caer por la zona. Menos mal que Sandra aún no estaba acoplada del todo a la Overvolt… Un día más con ella y me deja tirado en la primera curva.

Sandra volando bajo. Las impresionantes laderas verdes de Camaleño marcan el principio de la rapidísima bajada en donde tendrás que estar atento para no perder la huella. Estéticamente uno de los rincones más bonitos por los que rodamos.

Apenas quedan treinta minutos de luz, el sol ilumina el sendero que nos dejará en la playa donde hemos quedado con David y Muriel, todo se tiñe de color oro, no se me ocurre un lugar y un momento mejor para poner punto final a esta aventura.

Salimos del bosque y enlazamos pistas, caminos y senderos hasta llegar a la costa, por una parte, estamos deseando “tocar tierra” y por otra no queremos que se acabe el viaje. La parte final del sendero, junto al acantilado y con el mar de fondo parece sacada de una película de ciencia ficción.

Dos intensos días en los que Sandra y yo hemos unido Picos de Europa con el Mar Cantábrico sobre sendas Lapierre Overvolt... Ha sido un viaje alucinante lleno de momentos que serán imposibles de olvidar. Hasta el sol parece estar esperándonos para darnos la enhorabuena, justo después de la foto desapareció hasta el día siguiente.